¿Por qué cuando nos enfadamos solemos emplear expresiones hirientes? ¿Cuál es la razón por la que en algunas ocasiones nos cuesta tanto ponernos en el lugar del otro? ¿Cómo podemos llegar a un entendimiento mutuo en nuestras relaciones personales? Aplica la técnica de la comunicación no violenta y experimenta sus resultados.

Felicidad y comunicación

Queramos reconocerlo o no, la calidad de nuestras relaciones influye en nuestra vida privada tanto a nivel personal como profesional. Como seres sociales, necesitamos estrechar vínculos con las personas que nos rodean para sentirnos seguros y satisfechos con nosotros mismos. No es de extrañar que cualidades como la autoconfianza y autoestima estén directamente ligadas a nuestra esfera social. Incluso puede decirse que en muchas ocasiones, condiciona la felicidad. Quizá no lo sepas, pero existe una técnica (aún no muy conocida pero altamente efectiva) denominada comunicación no violenta, que ofrece las claves para entablar relaciones sanas y estables y alcanzar la plenitud en el plano social.

La comunicación no violenta, abreviada con las siglas CNV y conocida también con el nombre de comunicación compasiva o colaborativa, es una teoría que aborda el proceso comunicativo entre los seres humanos. Desarrollada por Marshall Rosenberg a inicios de los años sesenta, esta postura se asienta en tres pilares básicos: auto empatía (conocimiento extenso del yo interior), empatía (capacidad para entender emociones y sentimientos ajenos) y autoexpresión honesta (según su creador, hay que entenderla como la habilidad para expresarse de forma auténtica y sincera, despertando en los demás el sentimiento de compasión).

La comunicación no violenta parte de la idea de que todos los seres humanos tenemos la capacidad de compasión y sólo recurrimos a la violencia o a un comportamiento dañino cuando no encontramos una estrategia más efectiva para satisfacer nuestras necesidades. De esta forma, el conflicto se desencadena únicamente cuando las estrategias de distintos individuos chocan. Este modelo defiende que una vez que las personas identifican sus necesidades, las de los demás y los sentimientos que las rodean, se puede alcanzar la armonía.

Objetivos de la CNV

A pesar de que originariamente esta metodología fue concebida como un mecanismo para facilitar la comunicación, en la actualidad también se configura como un sistema de valores, un método para la crianza de hijos y hasta una práctica espiritual. Se utiliza en el ámbito de los negocios, educación, mediación y psicoterapia.

Los objetivos de la CNV son muy específicos: crear vínculos personales satisfactorios basados en el respeto y la cooperación; aprender a decir no y aceptar el no de los demás; identificar las necesidades propias y las ajenas; resolver conflictos sin dañar las relaciones; alejar de nuestra vida los sentimientos de culpa, miedo, vergüenza o rechazo y desarrollar la capacidad de escucha activa y empatía. No obstante, puede decirse que su principal propósito es el de erradicar todos aquellos patrones de comportamiento –que normalmente son aprendidos- que llevan a la ira y la discusión. Se trata de expresar con claridad deseos, sentimientos o pensamientos sin aludir a juicios morales que prejuzguen o etiqueten. Según este modelo, el lenguaje coactivo o manipulativo sólo induce miedo, culpa o vergüenza.

Normas de la comunicación no violenta

Hay que conseguir hablar sin juzgar ni evaluar, sin criticar, comparar o atacar; alejándonos de lo que está bien o mal, lo correcto o incorrecto. Lo ideal es sustituir el lenguaje impulsivo y defensivo por un enfoque empático. Esto permite que nuestras intenciones se perciban de forma diferente, porque activamos la compasión. Estas premisas dan lugar a los cuatro postulados básicos de la comunicación no violenta:

  1. Observar las situaciones que nos acontecen de forma objetiva, es decir, escuchar lo que nos dicen los demás sin juzgar ni evaluar.
  2. Analizar cómo nos sentimos en cada momento, reflexionar antes de hablar y descartar reacciones impulsivas.
  3. Identificar nuestras necesidades (y las de los demás) y expresarlas utilizando el lenguaje adecuado.
  4. Formular peticiones conscientes (a nosotros mismos o a los demás) que nos ayuden a enriquecer nuestra vida.

En definitiva, este enfoque no es más que un deseo sincero de aportar mayor compasión y comprensión a las relaciones humanas y contribuir a la creación de un mundo más pacífico, eliminando la violencia que pueda generar un lenguaje cargado de crítica, culpa, resentimiento o reproche.

Puede parecer complicado, pero Rosenberg afirma que puede conseguirse gracias a un proceso de aprendizaje. La aplicación de la comunicación no violenta a nuestra vida sólo puede traernos beneficios. Por un lado, porque permite un mayor autoconocimiento, y por otro, porque facilita la comunicación eficaz. Se trata de tomar conciencia de nuestras necesidades y deseos para después, poder expresarlos a través de un lenguaje claro y no dañino, que respete a su vez las necesidades de los demás y fomente el entendimiento mutuo.

La comunicación no violenta fomenta valores esenciales como la empatía, comprensión, respeto y escucha activa. Pero lo más importante es que nos ofrece la oportunidad de construir relaciones basadas en la sinceridad y honestidad.

Fuentes: Wikipedia, ACNV, Instituto CNV y Leader Summaries

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