El momento decisivo en el proceso de selección de personal es la entrevista laboral. Las fases previas, como exámenes, test, supuestos prácticos pueden cribar los candidatos con mejores conocimientos y mejor preparados técnicamente. Pero la entrevista va a decidir el resultado final de la selección para las ofertas presentadas, por eso es tan importante no dejar nada al azar.

Prepara la entrevista de trabajo

Es un error pensar que una entrevista no hay que prepararla. Es una prueba más, y ya hemos dicho que la más importante, del proceso selectivo y, por tanto, hay que llevarla cuidadosamente elaborada para que nada se nos escape.

Recopila información sobre la empresa para la que vas a trabajar. No solo las cuestiones obvias, como el producto que comercializa; sino el tiempo que lleva funcionando, el balance económico del año anterior, cuáles son sus competidores, etc.

Recoge información sobre el puesto concreto de trabajo para el que se está haciendo la selección. Por qué necesita la empresa contratar un trabajador con este perfil, qué necesidad intenta cubrir, si el puesto es de nueva creación, quién lo ocupaba antes que tú. Toda la información será importante para hacerte mejor una idea del perfil exacto que buscan y acomodarte a él.

De esta forma, las preguntas que te hagan no te sorprenderán, y eso es un punto a tu favor que cualquier entrevistador va a anotar. Puedes ensayar en casa con anterioridad algunas de las posibles preguntas, ya que muchas se repiten en todas las entrevistas. Ten preparado también tu explicación sobre los puntos fuertes y débiles de tu currículum, por si lo necesitas. Y recuerda: deja lo menos posible a la improvisación.

consejos para afrontar una entrevista laboral con exito

Prepara las preguntas que quieres hacer

En una entrevista de trabajo no debes limitarte a responder las preguntas que te haga el entrevistador, también debes tomar la iniciativa y hacer las tuyas propias. De esta manera, mostrarás un conocimiento de la empresa y del trabajo que otros seguramente desconocen, así como un interés real por la oferta. Además, conseguirás información que quizás necesites para aceptar el puesto de trabajo, en el caso de ser elegido. Todo ello aumentará tus oportunidades de conseguir el empleo.

Haz las preguntas que consideres necesario para tener una idea clara del puesto de trabajo. ¿Por qué buscan este perfil? ¿El puesto es de nueva creación? ¿Qué posibilidades hay de promoción desde ese puesto de trabajo?

Cuidado con las preguntas trampa

Las personas encargadas de la selección de personal para las empresas quieren determinar si, efectivamente, eres el candidato ideal para el puesto de trabajo. No solo el que tiene más conocimientos, más títulos y más idiomas, también si tienes una serie de habilidades e intereses acordes con el perfil buscado. Y para ello muchas veces recurren a las famosas preguntas trampa, que les van a dar información sobre ti más allá de lo que tú les cuentes. Por eso es importante que las lleves preparadas y las contestes con soltura y naturalidad.

Estas preguntas suelen ser del tipo: ¿qué conoces de esta empresa? ¿Por qué se considera un candidato ideal para este puesto de trabajo? ¿Por qué dejó su último trabajo? ¿Te gusta trabajar en equipo?

Si alguna de las preguntas que te formulan no está clara, pide al entrevistador que te la repita o te la amplíe un poco más. Enfrentar una pregunta sin saber exactamente lo que nos están preguntando puede suponer que la respuesta sea inexacta o, definitivamente, equivocada. Esto también lo puedes hacer en el caso de una pregunta que no esperas, te dará unos segundos más para pensar, pero debes tener cuidado porque, si los entrevistadores son expertos, se darán cuenta de lo que ocurre. Es importante estar seguros de que contestamos a la pregunta que nos han formulado.

Cuida tu aspecto y tu imagen

Cuando acudes a una entrevista de trabajo debes cuidar en extremo aspectos como la higiene, la limpieza, el vestuario y todo lo que dé una impresión a primera vista. No es necesario ir vestido como para una boda, pero es imprescindible ir correctamente aseado y con ropa adecuada.

Dependiendo de tu propia forma de vestir, puedes optar por un estilo más o menos formal. Y ante la duda, el traje de chaqueta es infalible tanto para chico como para chica. Elige siempre un vestuario en colores neutros, blancos, negros, azul marino; y combínalo con algún accesorio de color que no sea excesivo.

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La información que trasmite tu cuerpo

Una vez que tienes todos los puntos importantes de la entrevista preparados y que no dejas nada (o lo menos posible) a la improvisación, recuerda algunos trucos de efecto que, tradicionalmente, se han utilizado para causar buena impresión en las entrevistas de trabajo.

Los movimientos de las manos

Utiliza tus manos con soltura, pero sin un movimiento descontrolado que capte de forma excesiva la atención del seleccionador. Mantenlas siempre a la vista, encima de la mesa, en el regazo, de forma natural y relajada.

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Lo que trasmiten tus ojos

Mira directamente al reclutador a los ojos, estarás mostrando confianza en ti mismo. Si son varios componentes en el equipo de selección, mira alternativamente a unos y otros, procurando no dejar a ninguno fuera.

El movimiento de la cabeza

Mantén la cabeza firme y erguida durante la entrevista. Puedes ladearla en determinados momentos, especialmente cuando te estén haciendo una pregunta. Así demuestras interés y concentración en lo que te están preguntando o comentando.

Cuando acudas a una entrevista laboral piensa que si te contratan es porque necesitan tu perfil, a priori no te necesitan a ti. Una actitud positiva y empática puede hacer que la balanza se incline a tu favor y que las personas que te están entrevistando decidan que tú eres el mejor candidato. Para ello, tu actitud debe ser equilibrada: empatiza con el equipo de selección, pero sin llegar al extremo del colegueo. Ofrece tus servicios, pero sin mendigar el empleo. Esta forma de actuar también la puedes tener ensayada de antemano: un familiar, un amigo de confianza o un profesional que te pueda corregir los errores.

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Fuentes: Equipo Humano, GIPE e Ignacio Santiago

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